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Por qué estudiar Talmud

Probad, dice el salmo. Para el Metzudat Tzión, significa que el disfrute de la bondad de Dios se obtiene a través de la sabiduría y el discernimiento del intelecto.


¿Qué relación hay entre el intelecto y el disfrute de la Bondad de Hashem? 


El Talmud en el genoma yehudí


Hay algo en el genoma judío que tiene que ver con la educación, la agudeza y la capacidad analítica. No son pocos los que opinan que el mejor dispositivo de acondicionamiento físico para la mente es el Talmud, o en su nombre en arameo y más común, la Guemará.


El estudio de Guemará se ha vuelto popular en las últimas décadas, pero no todos estudian con el mismo fin. Para algunos, “cumplir con la Voluntad de Dios”; para otros, “desarrollar la inteligencia y el pensamiento asociativo”. 


R. Jaim de Volozin dice que al estudiar la Torá Oral, la meta principal es (simplemente) comprender qué nos quieren decir esas palabras. 


En otras palabras, estudiar Guemará hoy significa crear un puente virtuoso entre las palabras de la Guemará y nuestro lenguaje.


Estudiar Talmud te transforma


¿Cómo crear tal puente? Hace 15 años tengo el zjut de liderar Tashema, un proyecto que crea contenidos educativos alrededor del Talmud que llegan a todo el mundo judío de habla hispana. Entre ellos, la primera edición del Talmud en español, un proyecto histórico que lleva editados 20 tomos; la aplicación Jabrutouch, con la que estudian casi dos mil yehudim cada mes, convirtiéndose quizás en la yeshivá en español más grande del mundo, y cursos virtuales y materiales para escuelas y docentes. 


Yo me crié en una comunidad tradicionalista en España. A finales de los noventa, nos mudamos a Israel porque mi padre quería una educación judía mejor. En los años de yeshiva, entendí que los judíos tenemos un propósito en este mundo: crear un futuro mejor para la humanidad a través de sus conocimientos y formación. Al mirar a mis amigos y familiares de España y América Latina, comprendí que no todos los yehudim tuvieron las mismas oportunidades de estudio que yo, y que si no logramos reconectar a todos ellos con sus raíces, podríamos perderlos. Y qué mejor que a través del estudio. Porque el estudio de Torá no es solamente un ejercicio intelectual; el estudio cambia a la persona sin exigirle nada más. Y para lograr ese cometido no hay nada mejor que la Torá Oral, la Torá viva.


Creo fervientemente que la Torá está viva. Estudiarla es conocer la palabra Divina, que nos habla hoy, a nuestras vidas actuales, y nos presenta un mapa de cómo conducirnos, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos.


Bucea en lo profundo


Como veremos más adelante, la Guemará es una interpretación extendida de la Mishná, es decir, la Torá Oral. Cuando fue redactada, había dos centros principales de la Torá, uno en la Tierra de Israel y el otro en Babilonia, y en cada uno de ellos una “planta de producción” de Talmud. Por lo tanto, existe un Talmud de Jerusalén y un Talmud de Babilonia, siendo este último el más influyente de los dos. El texto incluye controversias entre sabios, midrashim, pilpulim y hagadot, que son, de hecho, resúmenes de discusiones sostenidas en el Beit Midrash. A esto se suman los comentarios posteriores: Rashi, Tosafot y más.

La primera pregunta que surge es por qué ahondar tan profundamente en estas discusiones. Después de todo, no son muy relevantes hoy en términos de jurisprudencia halájica, que se rige según el Shulján Aruj.


Dice la Guemará: “Quien quiera ser sabio, que se dedique a las leyes de daños y perjuicios, que son como un manantial que brota“. La Guemará permite adentrarnos en las profundidades de las cosas y entenderlas desde su raíz, a través de los relatos, los desacuerdos y los balbuceos. 


Si los grandes hombres de la Halajá hubieran estudiado solo la decisión final, nadie habría podido profundizar en la Torá. No se podría desarrollar la Torá sin la Guemará. Y la Torá se sigue desarrollando: su contenido es muy relevante, incluso hoy, cuando se debaten cuestiones de actualidad que ya fueron abordadas en el Talmud. 


Tú eres el protagonista


Hasta aquí parece fácil. La decepción llega al abrir un libro del Talmud por primera vez:


• Está escrito en una mezcla de hebreo y arameo que es difícil aún para hablantes nativos de hebreo, 

• No tiene signos de puntuación.

• Los títulos de los tratados y capítulos en general no indican el tema que tratan.

• Muchas veces está escrita como un diálogo, pero no siempre es claro quién está diciendo cada parte. 

• La comprensión del texto es muy compleja, aún más allá de la cuestión idiomática.

Y sin embargo, como dice el Jafetz Jaim, a diferencia de cuando se lee el rollo de la Torá en público o se hace Tefilá en lashón hakodesh, leer sin entender un fragmento de la Mishná o la Guemará no tiene ningún valor. 


Entonces, ¿qué método de abordaje puedo utilizar para estudiarlo?


En el tratado de Berajot, la Guemará intenta definir lo que es un “Am Haaretz”. Hay seis opiniones distintas, y la última dice: un Am Haaretz es una persona que ha estudiado el Tanaj y la Mishná, pero no se ha convertido en un aprendiz de los sabios. 


Ser aprendiz no es lo mismo que ser estudiante. Un aprendiz trabaja junto a su maestro, lo acompaña en su vida diaria, y va absorbiendo de su espíritu al tiempo que aprende de su oficio. Es decir que, según la Guemará, estudiar Torá requiere experimentarla, junto a aquel que te transmitirá su conocimiento.


Ahora bien, en su comentario, Rashi dice: “No se ha convertido en aprendiz de los sabios significa que no estudia Talmud”.


La Guemará es justamente una invitación a convertirnos en aprendices. No busca enseñar el “qué” sino también transmitir el “cómo”. Estudiarla es sumarse a una cadena milenaria de sabios y aprendices. Es una invitación a volvernos partícipes activos de esa conversación. 


Por eso, la Guemará se estructura de tal manera que logra convertirte a ti en protagonista.  En vez de recibir un conocimiento pre-procesado que solo debas absorber y repetir, la Guemará te propone dar un paso adelante y participar utilizando todo el rango de tus habilidades cognitivas, para sondear las profundidades de lo que está sucediendo en la página.


La Guemará no es un libro, sino una herramienta educativa que sacará lo mejor de tu capacidad mental. En cada suguiá te encontrarás con situaciones que interpretan, desarrollan y ponen en práctica el mensaje de la Torá. Deberás entender su contexto, descubrir su expresión en la situación que plantea la Guemará, y visualizar cómo podría manifestarse en tu propio contexto. Deberás plantear y validar hipótesis; comparar y contrastar; sintetizar y memorizar.  


Navega por el mar del Talmud


Acceder al Talmud puede ser muy complejo al principio. A veces, terminamos leyendo sin entender, o escuchando a alguien que nos lo explica de forma “pre-procesada”, perdiéndonos así de todos los valores de su estudio.


La misión de Academia Tashema es sentar las bases para que puedas llegar a una comprensión abarcativa del texto, e iniciar un camino hacia la autonomía en el estudio. En última instancia, se trata de que el estudio se convierta en una parte vital e intrínseca de ti. 


Nuestro método desarrolla paso a paso tus habilidades para acceder al texto y hacerlo propio. Así, nos apoyaremos en la adaptación del Talmud al español para aprender a dominar el texto en su idioma original. Además, estudiaremos determinadas suguiot escogidas en un orden basado en su dificultad.


Lo fundamental es que tú eres es el protagonista. Quiero lograr que puedas navegar por todo este mar gigante del Talmud y ante todo jugar con él. Torateja Shaashuai: que la Torá sea ese juego que todo yehudí pueda disfrutar. 


Más vasta que el océano


Si la esencia del estudio es razonar y comprender la información contenida en el texto, ¿por qué conservar intactas las palabras del Talmud? ¿Por qué no reescribir esas ideas con nuestras palabras, más simples o actuales, y cortar definitivamente el lazo con ese “texto madre” original en arameo?


Un niño le preguntó a su padre cómo son las sardinas. Su padre le trajo una lata y se la abrió. El niño examinó el contenido confundido y preguntó:

- Pero, ¿cómo ven las sardinas?

- Con los ojos, respondió el padre.

- ¿Y cómo comen?

- Con la boca...

- ¡Pero no tienen ojos ni boca!

Así siguió el diálogo, hasta que el padre se vio obligado a torcer el rumbo: 

- ¡Oye! ¿Qué tal si vamos juntos a pescar? ¡Te mostraré una sardina real!

Cuando la primera sardina picó, el niño la examinó. El cuerpo era esbelto y alargado, y tenía los lados de azul brillante, el vientre blanco plateado y las aletas grises. ¡Era tan distinta a las de la lata! Entonces dijo:

- Nunca habría entendido cómo es una sardina sin venir al mar.

La Torá es más vasta que el océano. ¿Cómo consiguió permanecer intacta tras las tribulaciones del exilio y todos los embates de nuestra turbulenta historia? Al igual que con las sardinas, para conservar la sabiduría de la Torá oral a través de los siglos fue necesario “encapsularla” en las palabras de la Mishná y el Talmud. La sabiduría de la Torá no se podía conservar en su versión “fresca”. 


A fin de cristalizar este plan fue necesaria la extraordinaria capacidad intelectual de los antiguos sabios, además de una siyatá dishmaiá fuera de lo común. Cada palabra del Talmud es una preciosa lata de sardinas. Cada palabra del Talmud contiene la síntesis de lo que nuestros grandes sabios investigaron, debatieron, y esclarecieron.


Al mismo tiempo, así como estudiar la anatomía de una sardina viendo el interior de una lata es demasiado difícil, no podemos quedarnos con el libro “codificado”. Estamos obligados a ir al “mar”, que no es otra cosa que la palabra viva de un Rabino que nos ayude a comprender qué significan los términos, oraciones y conceptos que entretejen cada hoja del Talmud.


El esqueleto de todo el proyecto Tashema es exactamente esto: un shiur. 

El Talmud en español de Tashema es un shiur en formato escrito; Jabrutouch, en formato de video. En tanto, Academia Tashema sintetiza nuestra experiencia pedagógica y la despliega en una serie de materiales de trabajo dedicados a enseñar a estudiar el Talmud.


Del español al hebreo


Para quien no domina el idioma del Talmud, es muy recomendable estudiar y entender en el idioma materno. 


Todo lo que existe y ocurre en el mundo es parte del gran plan divino, y la existencia de los idiomas y el hecho de ser judíos nacidos en países de habla hispana no son la excepción. Por consiguiente, nuestra necesidad de estudiar el Talmud en español no es algo casual; es la herramienta que la Providencia nos dió para introducirnos en el mundo de la Torá. 


Cuando Dios le indica a Moshé ordenarle a Aharón bendecir al pueblo de Israel, está escrito: אָמוֹר לָהֶם, “[Así bendeciréis a los hijos de Israel.] Diles: [que Dios te bendiga y te cuide]”. R. Eliezer Pappo nos revela que aquí, el término אָמוֹר (en fonética, “amor”) no significa “decir” sino, tal cual se lee, “amor”.¡El versículo emplea la palabra “amor” en español! Y lo hace allí para enfatizar que, cuando bendigan al pueblo de Israel, lo deben hacer con amor.

Ahora bien, un buen shiur no puede conformarse con la lengua materna; debe permitirnos ir y volver al hebreo / arameo. Al estudiar cada página, deberíamos comenzar por comprender el sentido de las palabras, y concluir sabiendo leer en voz alta una hoja de Vilna con la conciencia de saber lo que estamos leyendo.  Por eso, las traducciones que encontrarás aquí son un recurso educativo, un paso en tu camino al idioma original, esa “lata” perfecta que conserva la sabiduría de la Torá tal cual nos fue transmitida. 


Interpretar la Guemará


El objetivo de este curso es que seas capaz de leer el texto por ti mismo e interpretarlo. Esta palabra es otra de las claves de lo que R. Jaim de Volozin nos enseñó al decir que estudiar es entender “qué nos quieren decir esas palabras”. 


Entender lo que dice el Talmud es sólo el principio. Estudiar Torá consiste sobre todo en esforzarse por razonar lo que quiere decir la Guemará. En la jerga talmúdica, esto es llamado “amelut”. El Talmud está escrito para que quien lo estudie se haga muchas preguntas. Existe una sencilla fórmula para saber si un shiur de Guemará ha tenido sentido para ti: ¿Tienes preguntas? Si no las tienes, no has entendido bien o no has razonado en ello.


Es vital tener presente que, más allá del entendimiento del “pshat”, hay un océano inmenso de entendimientos alternativos y profundas enseñanzas. Aquí radica el disfrute. R. Lopian define la percepción, lamentablemente común, de la Torá asociada a la aspereza y la dificultad, la responsabilidad y las obligaciones, lo permitido y lo prohibido, como “la equivocada creencia religiosa de que cuánto más se sufra en este mundo, mayor será la recompensa en el Mundo por Venir”. El estudio de la Torá no debe intimidarnos sino acercarnos a su dulzura, y esa es la función de Tashemá. 


Sin embargo, no hay modo de describir la experiencia del estudio de Torá. Para conocerla debes darte la oportunidad. Es como intentar explicarle qué son los colores a alguien que nació ciego: por mejor que lo hagamos, nunca conseguiremos que los entienda. Solo podrá descubrirlo recuperando la vista. Pero si lo hace, además, verá la entera percepción de su vida modificarse. Su forma de relacionarse el mundo en general cambiará, y se despertarán regiones completas de su mente y su vida emocional. 


Lo mismo con la Torá: no puedo explicar qué es el placer de su estudio. Solo puedo invitarte a darte una oportunidad de conocer ese mundo, y a eso dedico mi vida y mi tarea. Ahora te toca a ti.

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