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Visitar a los enfermos

¿Qué nos enseña el tratado de Baba Kama sobre la Mitzvá de Bikur Jolim?


En la página 100:a leemos: “yelejú ze bikur jolim”.


Jazal aprenden de nuestra suguiá, a partir del versículo “y les harán saber el camino por el que irán y los actos que deben hacer” (Shemot, 18-20), que la mitsvá de visitar al enfermo es sobre alguien ben mazaló (en Nedarim, 39:b, el Ran explica qué es ben guiló).


La Guemará nos dice que se trata de un deber, incluso cuando quien visita al enfermo se lleva una sesentava parte de la enfermedad al cumplirlo. Según muchos rishonim, este es un precepto positivo mideoraytá (Rabenu Yoná, Berajot, capítulo 3, y otros).


El Rámbam, en cambio, (hiljot Avel 14:1) señala que se trata de una mitsvá miderabanán, la que deriva del precepto general de veahavtá lereajá kamoja (“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”).


Es decir, si bien la Torá nos ordenó hacer el bien con el prójimo, ella no estipula exactamente qué acciones debemos realizar para llevar esto a cabo. Y, por lo tanto, los jajamim establecieron qué actos son considerados mitsvá, definiendo así los límites tanto de los deberes como de las acciones necesarias para asistir al enfermo.


Cuando alguien está ocupado en el cumplimento de una mitsvá, ¿está exento de cumplir otras?

El Gaón Rabí Guedalia Nadel zts”l (Kuntras ajarón, 4, seif katán 11) nos prueba las repercusiones halájicas de que los jajamím hayan definido la mitsvá de visitar un enfermo como una mitsvá en sí misma.


Como es sabido, haosek bamitsvá patur min hamitsvá (“quien está ocupado haciendo una mitsvá, está exento de cumplir otra mitsvá”).


Como bien sabemos, durante la vida de un judío, éste siempre está cumpliendo mitsvot: cuando come cumple la mitsvá de cuidar su cuerpo; cuando viste a sus hijos cumple la mitsvá de guemilut jasadim, etc. ¿Decimos que durante esos momentos, cuando se encuentra abocado al cumplimento de talo cual mitsvá, este judío está exento de cumplir otras mitsvot? ¡Seguro que no!


Pues únicamente cuando hacemos acciones definidas como un acto de mitsvá que nos fue explícitamente ordenada es que se aplica este principio de que quien cumple esta mitsvá esta exento del deber de cumplir otras mitsvot.


Por lo tanto, si la mitsvá de bikur jolim fuera únicamente una extensión de la mitsvá general de guemilut jasadim y los jajamím no la hubiesen clasificado como una mitsvá en sí misma, entonces sí diríamos que quien la realiza no está exento de cumplir otras mitsvot. Pero una vez que jajamím establecieron que la acción de visitar a un enfermo es una mitsvá en sí misma, también valdrá para este caso el principio de que quien está ocupado con una mitsvá está exento de cumplir otras.


El hospital que fundó Rabí Akiva Iguer zts”l:

Los grandes de cada generación siempre buscaron ocuparse de esta mitsvá, que incumbe a cada uno y uno de Israel, como escribe el Rámbam (Ibíd., 4):

“Bikur jolim es una mitsvá para todos”.

Se cuenta sobre el Gaón Rabí Akiva Iguer (Toldot RAI), que en la época que sirvió como Rabino de la ciudad de Fridlender, cada semana visitaba a todos los enfermos de la ciudad. Y cuando se extendió la peste, él mismo examinaba a todos los bebés y niños de la ciudad, semana tras semana, para cerciorarse de que la gente cumplía con las exigencias de higiene necesarias. Por esta acción y otras tantas, el emperador lo distinguió con una condecoración.


Después de algunos años, cuando había pasado a ser rabino de Pozna y su gran carga le impedía cumplir esta mitsvá, de su propio bolsillo pagaba a dos personas que a diario visitaban a los enfermos y le reportaban su estado. Después de unos años él mismo fundó un hospital.


Efectivamente, el Jafets Jayim (Ahavat Jesed, tercer volumen, capítulo tercero) se sorprende de que en la actualidad nadie sea riguroso en el cumplimiento de esta mitsvá, la que, como dijimos, incumbe a todos.


Ya cientos de años atrás, un talmid jajám y médico de Yerushalayim (Sefer Likutim mi’Rabi Refael Mordejay Mealki, segundo cuaderno) había sugerido que en cada ciudad se estableciera una sociedad de bikur jolim. Y como indica el Tsits Eliezer (quinto tomo, Ramat Rajel, 6:3), resulta casi imposible cumplir esta mitsvá completamente, sobre todo en una gran ciudad, pues los enfermos abundan.


Por lo tanto, se hace necesario establecer una sociedad de bikur jolim que se ocupe de que se cumpla, y que funcione a modo de emisario de los ciudadanos de la ciudad.


Hay que evitar ir acompañado cuando se visita a un enfermo:

El Shelá Hakadosh escribe (segunda parte, masejet pesajím) que la mitsvá de visitar enfermos puede cumplirse con el cuerpo, con el alma o con dinero.


  • Con el cuerpo, mediante todas las acciones que se hacen para ocuparse de las necesidades del enfermo.

  • Con el alma, cuando se reza por él.

  • Y con el dinero cuando, en caso de ser necesario, se le brinda ayuda económica.


Asimismo, la obra Lashón Jajamím (segunda parte, 25) indica que –por ejemplo– cuando alguien va el sábado por la mañana a visitar al enfermo acompañados de alguien más, no se considera que están cumpliendola mitsvá de bikur jolim, debido a que no pueden rezar por él durante el shabat y, además, el enfermo no puede desahogarse con facilidad delante de varias personas. Lo apropiado es pues, procurar visitarlo solo, para darle la oportunidad de desahogarse en caso que lo necesite.


Mitsvá de ayudar al enfermo a volver en teshuvá:

Es normal que el enfermo piense en cuestiones que incumben a la teshuvá (Meiri, Nedarim, 40:a). Los jajamím llegaron incluso a decir (Yalkut Iyov, remez 919) que “un enfermo no se restablece a no ser que le perdonen sus pecados”.


Efectivamente, el Shelá Hakadosh (Ibíd.) escribe que cuando alguien visita un enfermo, es apropiado que lo anime a confesarse (claro está, delante de D-os únicamente). Y la razón es que si asistirlo en sus necesidades físicas se considera una mitsvá, de seguro que hay que ayudarle en sus necesidades espirituales.


De hecho el Jafets Jayim (Ibíd.) nos enseña que quien visita a un enfermo pudiente que no tiene por costumbre dar suficiente tsedaká, debe recordarle su falta, para ayudarlo a reparar sus actos.

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