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¿Se puede importar carne de cerdo sin fines de lucro?

  • TaShema - Baba Kama
  • 7 jul 2019
  • 3 Min. de lectura

Página 82:b - "maldito el hombre que críe cerdos".


La guemará en nuestra suguiá cuenta que en el momento que el cerdo clavó sus pezuñas en el recinto de Yerushalayim, y la tierra de Israel se estremeció fuertemente, jajamím declararon "maldito el hombre que críe cerdos". Y, efectivamente, así está dictaminado en el Shuljan Aruj (Joshen Mishpat, 409:2): "no se debe criar cerdos en ningún sitio, ni siquiera para untar pieles con su grasa. Y, obviamente, está prohibido lucrar con ellos”.


La diferencia entre cerdos y caballos para montar: Los Tosafot (dibur hamatjil ‘lo yegadel’) encuentran difícil explicar la razón de este decreto rabínico. De todas formas, como sabemos, existe ya una prohibición de lucrar y de gozar de cualquier clase de alimento prohibido, como por ejemplo animales impuros (temeim), animales que no fueron sacrificados según la halajá (nevelot) o animales que fueron prohibidos (terefot), ¿cuál es, entonces, el gran jidush de jajamím al prohibir la cría de cerdos?


Ellos contestan que está prohibido negociar con todo aquello que sea tamé cuando es usado como alimento, aunque estará permitido hacerlo con otros fines, como por ejemplo si se quiere emplear sus grasas para untar pieles, o caballos para montar. En cambio, la cría de cerdos es diferente, lo que está prohibido independientemente del uso que luego se les quiera dar. Y esto, a causa del decreto de jajamím (ver Shutha’Rashba, tercera parte, 223, donde también se prohíbe criar otros animales, incluso para el comercio,por temor a que esto lleve a que uno acabe comiendo de su carne, y por lo que sólo estará permitido negociar con algo que no sea comestible. Ver también el Bet Yossef, Yoré Deá, 117).


Durante la época de la depresión, en los primeros años del Estado, las autoridades quisieron importar una gran cantidad de carne de cerdo y otros alimentos prohibidos, para las necesidades de los habitantes no judíos y, asimismo, para mezclarlos en el alimento de las gallinas. En relación a esto, el Shut Kol Mevaser (primera parte, 33) señala que es cierto que hay poseif katánim que permiten adquirir terefot para el uso de goyim, e incluso carne de cerdo cuando esto no se hace confines de lucro (por ejemplo, cuando un judío contrata obreros goyim donde las condiciones del contrato de trabajo incluye la comida de éstos) (ver Shaj, Yoré Deá,Ibíd., seif katán-3 y el Taz).


Pero la decisión sobre este asunto no es tan sencilla, ya que lo cierto es que está permitido comprar terefot cuando no es con fines de lucro. No obstante, según una parte de los poseif katánim (Peri Toar, Ibíd.), si la razón por la preferencia de la carne taref a la casher es monetaria, esto es considerado como comerciar con cosas impuras (temeim).


Testimonio del Baj sobre quienes compran carne de cerdo: A pesar de lo dicho,incluso en casos donde quien adquirió este tipo de carne no lo hizo con fines de lucro, el Baj (Yoré Deá, Ibíd.) indica que aquellos que alimentaron a sus obreros con carne de cerdo "nunca vieron señales de berajá en su negocio, el cual jajamím maldijeron. Y quien obedece los decretos de jajamím es merecedor de berajot". El Terumot Hadeshen (200) también escribe que quien acepta que un goy le deje carne de cerdo como garantía para un préstamo, realiza un acto indigno y desagradable para un judío.


Industria que fabrica jabón: Hay casos especiales en los que los poseif katánim no descartan el comercio con cerdos. Así escribe el Shoel Umeshiv (primera edición,segunda parte, 159), refiriéndose al caso de una industria que fabrica jabón y que se aprovisiona con materias primas mezcladas con grasa de cerdo, quien permitió su uso. Y la razón es que la grasa no está separada de la materia y, asimismo, tampoco sirve para el consumo. En consecuencia, la adquisición de esa materia prima y su uso no fueron incluidos en el decreto promulgado por jajamím.

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