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¿Cómo se determina quién es pobre para poder darle tsedaká?


Página 16:b "haz que tropiecen con gente necesitada que sea indecente".


Nuestra guemará nos cuenta que el profeta Yirmiyahu sufrió mucho por las personas de su generación, quienes rehusaban aceptar sus profecías sobre la inminente destrucción del Bet Hamikdash.


Ante esto Yirmiyahu pidió a D-os que los sancionara poniéndoles pobres indecentes en su camino, para que cuando quieran hacer caridad su dinero fuera a parar a manos de personas indignas, de modo que no puedan cumplir la mitsvá de tsedaká. El Maharshá explica que puesto que la tsedaká protege al hombre de los castigos que le corresponden por sus malos actos [como dice el versículo (Mishlé, 21-14) "el dar al escondite, calmar la furia"] Yirmiyahu pidió de obstruirles el cumplimiento de esta mitsvá, de modo que reciban el castigo que merecen...


¿Quién se considera pobre? En la mishná (Peá, 8-8) se explica que alguien que cuenta con 200 zuz, suma con la que uno puede vivir todo un año, no se le considera pobre y, en consecuencia, no tiene permiso de tomar los regalos destinados a los pobres (leket, shikjá, peá, y tsedaká). En la actualidad, el valor de 200 zuz son unos centenares de shekalim. Si vamos a fijar quién es pobre basándonos en esta suma, resultará casi imposible cumplir la mitsvá de tsedaká, siendo que prácticamente cualquiera dispone de esta cantidad. Además, en la actualidad los pobres no salen a los campos para recoger el leket, shikjá y peá como los necesitados de antes. Y, siendo así, sus fuentes de sustento se han visto considerablemente reducidas.


Efectivamente, el Shuljan Aruj (Yoré Deá, 253:62 y Biur Hagrá seif katán, 6), dictamina que siendo que en la actualidad estos obsequios constituyen algo infrecuente, cualquiera que no tenga lo suficiente para vivir es considerado pobre y podrá mantenerse de la tsedaká. Según los poskim, incluso quien tenga para sustentarse pero no disponga de un hogar donde vivir, puede recibir dinero destinado a la tsedaká (ver Rámbam hiljot matanot aniyim, 7:4, Shut Jatám Sofer, Yoré Deá, 239, y Shut Minjat Yitsejak, octavo volumen-72).


Durante el curso de las generaciones, los grandes rabanim se reunían a fijar cuál es la suma mínima que a uno debe faltarle para poder recibir dinero de la tsedaká. En el Shut Jatam Sofer (Ibíd.) encontramos un ejemplo de esto, en una ocasión que un incendio había quemado las casas de toda una aldea y el Jatam Sofer estableció un criterio detallado para determinar quién es considerado pobre para poder recibir tsedaká: "hemos calculado que quien anda de ciudad en ciudad pidiendo caridad, puede sustentarse con 200 monedas de oro en efectivo".


¿Quién es "pobre e indecente"? Tras establecer los criterios para determinar quién es pobre, debemos comprender la intención de la guemará al decir que existen pobres indecentes. El Guiliyoné HaShas y el Meromé Sadé (kidushín, 36:b) explican que un pobre indecente no es sólo el que a pesar de contar con medios se muestra como pobre. También lo es aquel (pobre) cuyo comportamiento no es honrado. Rabenú Yoná (citado en Guilyoné HaShas), aludiendo a este último caso indica que si bien quien le da tsedaká no merece una gran recompensa, de todos modos será retribuído mínimamente. Y por lo tanto, explica el Meromé Sadé, es por esta razón que Yirmiyahú pidió a D-os que haga tropezar a los judíos específicamente con ricos que se hacen pasar por pobres, de modo que no reciban ninguna recompensa.


Perspicacia del Rab de Brisk: Cuentan sobre el Briské-Rab que una vez alguien le pidió tsedaká, a lo que se negó rotundamente. Cuando la persona se alejó, quienes rodeaban al sabio pidieron que les explicara su conducta. El Gaón les dijo que el descaro del hombre estaba reflejado en su rostro. Y el versículo dice (Mishlé, 18:23): "el pobre habla suplicando; pero el rico lo hace descaradamente".

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