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Hombre de negocios que puso a prueba la lealtad de su asistente

Página 81:a - "y si decimos esto para quien intentó comer carne de cerdo y al final la carne era de ternera…".


Un hombre de negocios que quiso verificar la lealtad de su asistente, tuvo la idea de poner una cantidad de dinero en un lugar al que esta persona tenía acceso, para comprobar si éste iba a tomar el dinero.


Este hombre de negocios quiso evitar transgredir la prohibición de lifné iver lo titen mijshol (“y no pondrás un obstáculo delante de un ciego”). Antes de colocar el “anzuelo” lo que hizo fue lehafkir el dinero, de modo de que si el asistente iba a tomarlo no estuviera cayendo en robo, siendo que el dinero que se estaba llevando no tenía propietario alguno. No obstante y a pesar de las precauciones tomadas, esta idea no fue aceptada por todos los poskim.


Nuestra suguiá cita el versículo (Bamidbar, 30:13) ishá heferam veHashem yiselaj lá, que se refiere al siguiente caso: una mujer hace una promesa (nadrá) y, acto seguido, su marido se la anula (hefer nidrá); luego ella, sin saber de la anulación, transgrede su promesa. Y acerca de esto el versículo dice que D-os la perdonará. Y la razón es que aunque en realidad la mujer no cometió transgresión alguna (ya que su marido anuló su promesa y ésta ya no existía), no obstante en su mente si transgredió. Y, siendo así, la intención del pecado todavía requiere el perdón. La guemará nos cuenta que cuando Rabí Akivá llegaba a este versículo lloraba y decía: “si cuando alguien piensa comer carne de cerdo y el trozo que llega a su boca fue carne de ternera, la Torá dice que la persona necesita ser perdonada y expiada, cuanto más que lo requiere cuando intenta comer cerdo y el trozo de carne que acaba comiendo sí fue de cerdo”. Y, efectivamente, cuando una persona tenía la intención de cometer un pecado y, por alguna razón, el acto que acaba llevando a cabo no fue la infracción planeada, el tribunal lo castiga con makat mardut (“zurra por rebelión”) (Rámbam hiljot nedarim, 12:18).


De acuerdo a lo dicho anteriormente, los Tosafot (Kidushin, 32:a) escribieron que está prohibido hacer tropezar a una persona, incluso que la transgresión en cuestión no sea real, como por ejemplo convencerle de comer carne de cerdo y, sin que ésta lo note servirle de ternera. Consecuentemente, los poskim consideran que no está permitido poner a prueba la rectitud de un empleado colocando delante de él un “anzuelo”, incluso que el dinero no sea de nadie (hefker). Pues si el empleado toma el dinero con intención de robarlo, el acto le será considerado como un robo (con respecto a él solamente). Y el haber colocado un “anzuelo” equivaldrá a poner un obstáculo delante un ciego.


Está prohibido confiar dinero sin antes contarlo: Según el Ben Ish Jay (Shut Torá Lishma,407) está prohibido colocar un “anzuelo” o un obstáculo que puedan incitar las malas tendencias del hombre (yetser hará). Y, por lo tanto, está prohibido comprobar la rectitud de un trabajador de la manera arriba descripta. El Ben Ish Jay sigue diciendo que por la misma razón está prohibido entregar dinero en manos de otro sin antes contarlo, a fin de evitar que el depositario robe el excedente que recibió por error.


En cambio, el Gaón Rabí Yejiel Vainberg Zts”l (Shut Seride Esh, tercer volumen, 61, siguiendo las palabras del Lejem Mishné hiljot malvé velové, 2:7) escribe que a pesar que esa persona duda de la rectitud de su empleado, todo judío posee un status (jezkat) de “individuo recto”mientras no se pruebe lo contrario. Por lo tanto, según su opinión está permitido entregar dinero sin contarlo y no hay obligación de temer que el depositario de la suma sucumba a la tentación. (Según su opinión ésta persona ni siquiera necesita deshacerse–lehafkir– el dinero antes de colocarlo).

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