Un empleo y dos candidatos
Página 59:a - aní hamehapej bejarará, u’bá ajer unetalá mimenu (“un pobre que intenta apoderarse de cierto alimento, y otra persona se le adelanta y lo toma para sí”).
Nuestra suguiá nos enseña que si un pobre está intentando apoderarse de un dulce, está prohibido adelantársele y tomarlo antes.
Y quien lo haga es considerado un malvado (pero no un ladrón, ya que el pobre aún no lo adquirió), al punto de que si tras lo ocurrido se rehusa a cederle el dulce al pobre, se deberá anunciar en la sinagoga que esta persona es un rasháa (hagahot Maimoniyot, hiljot jovel u’mazik 5:1).
En nuestra suguiá, los rishonim discreparon acerca de la definición de esta halajá. Según Rashi esta regla se aplica en cualquier caso que una persona se apresta a recibir un objeto de alguien o a adquirirlo del hefker. No obstante, la opinión de Rabenu Tam es que sólo hay infracción cuando aquel que se le adelanta al pobre tiene la posibilidad de adquirir este objeto (o alguno semejante) en otro sitio. En cambio, si no es posible conseguirlo en otro sitio, cualquiera podrá adelantarse al pobre y tomarlo. En lo que toca a la halajá, el Shuljan Aruj (JO”M, 237:1) menciona ambas opiniones, mientras que el Ramá decide de acuerdo a la postura de Rabenu Tam.
Unión de comunidades: En la ciudad de Kenigsberg, Prusia, durante largos años comunidades de origen alemán convivieron con sus congéneres polacos. Durante una de las épocas en que las dificultades financieras se hicieron sentir resolvieron unirse, con lo que reducían a la mitad el costo de los puestos administrativos. En la comunidad alemana había alguien, Rab Jaim Yehuda Daun zts”l, que se desempeñaba como jazán y shojet a la vez. En la comunidad polaca, en cambio, un judío servía de jazán y otro era shojet. Considerando las circunstancias que habían suscitado la unión de ambas comunidades, era claro que el candidato a quedarse con ambos puestos era el jazán-shojet de la comunidad alemana. Sin embargo, cuando el jazán de la comunidad polaca se percató de las oscuras perspectivas que tenía por delante, se apresuró a aprender el oficio de shojet, y se presentó como candidato para el puesto de jazán-shojet de la nueva comunidad unida, compitiendo con el candidato alemán.
Había quienes alegaban que esta persona fue a aprender el oficio para quitarle el puesto al otro, lo que podría considerarse como un caso de aní hamehapej bejarará. Pues el candidato alemán ya tenía el puesto “en su bolsillo” y el jazán polaco no debía haber ido a aprender el oficio de shojet y ofrecer su candidatura. No obstante, el Seridé Esh (Shut tercera parte, 80) dictaminó que según la opinión de Rabenu Tam (quien sostiene que la prohibición de nuestra suguiá rige únicamente cuando aquel que se adelanta tiene la posibilidad de conseguir el mismo objeto en otro sitio) el jazán de origen polaco tendría permiso de aprender el oficio de shojet y presentar su candidatura. Y no será considerado una rashaá, pues corría el peligro de quedarse sin fuente de sustento; ya que cuando esto ocurría, no tenía posibilidades de hallar un puesto de trabajo similar.