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Animales que quizá ingirieron alguna sustancia peligrosa


Página 75:a "havé le sefek sefeka, vesefek sefeka lekula".


Como es sabido, cuando una persona tiene por delante la posibilidad de ser riguroso (lejumra) o de ser “tolerante” (lekula), debe seguir el camino más estricto. Por ejemplo, cuando alguien desea beber de un vino que ignora si un goy usó para idolatría, el vino será considerado yayin nesej, debido a que en los casos mideoraytá que se presenta una duda es obligatorio conducirse lejumra (Betsá 3:b). No obstante, como está explicado en nuestra suguiá, en el caso de un sefek sefeka (una duda de “segundo grado”), no se necesita ser riguroso (lejumra), ya que tenemos un principio que establece que sefek sefeka, lekula.

¿Por qué decimos que sefek sefeka, lekula? Cuando éste es el caso, la mayoría de las probabilidades están del lado que nos llevaría a autorizar el caso. La guemará (Avodá Zará, 70:a) nos ilustra esto con un ejemplo: un grupo ladrones penetró en algunas viviendas, suscitándose la duda de si ahora estaba permitido beber del vino que estaba en esas casas (pues quizá los asaltantes no fueran judíos y, como sabemos, con sólo tocarlo lo prohíben). Shemuel autorizó beber de los vinos, ya que se trata de un caso en el que una doble duda (sefek sefeka) se ha presentado delante nuestro: ¿Los ladrones tocaron el vino? Y aunque digamos que lo tocaron, ¿eran judíos o goyim?


El Rashbá explica (Shut, 401) que la razón que decimos sefek sefeka lekula es porque la Torá nos suministró otro principio, el que establece que debemos ir tras la mayoría (ajarei rabim lehatot; Shemot 23:2). Y puesto que en la mayoría de las posibilidades que se presentan en esta duda hay una tendencia a permitir (lekula, con lo que este vino resultará permitido), éste es el criterio que seguimos, y no hay necesidad de ser más exigentes (Ver Shav Shemateta, shemaata, 1-18).


Animales que ingirieron alguna sustancia peligrosa: El dueño de un rebaño de animales descubrió que alguien había puesto delante de éstos una hierba que quizá estuviera envenenada, y, se sospechaba que el rebaño había comido de ella.


Ya que la Torá nos ordenó no poner nuestras vidas en peligro, como está escrito venishmartem meod lenafshotejem (Devarim, 4:15), el Ridbaz (citado en Avkat Rojel, 213) fue consultado acerca de si era permitido comer de la carne de éstos animales. Pues aunque por un lado había peligro, por el otro éste era un típico caso de sefek sefeka: no era seguro que la hierba estuviera efectivamente envenenada y, aunque digamos que lo estaba, quizá ningún animal había comido de ella. No obstante, el Ridbaz prohibió comer, incluso que efectivamente se trataba de un caso de sefek sefeka, debido a que hay un principio que establece que jamira sacanta meisura (“el peligro es más grave que la misma prohibición”). Y la Torá nos previene en forma muy especial de ser cautelosos con cualquier situación que involucre peligro, lo que podemos comprobar del énfasis que la misma pone al darnos ésta orden: venishmarten meod lenafshotejem (“y cuidarán mucho de sus vidas") (Ver Minejat Eliezer, segundo volumen-76, y Shut Keren Ledavid, O”J, 1).


Diferencia entre un peligro natural y otro que no lo es, a los ojos de jajamím (segulí): Los poskim (los anteriormente mencionados y también el Tuv taam vedaat, tercer volumen-198)aclaran que esta decisión es válida únicamente en lo que respecta a peligros naturales.Y, por lo tanto, incluso en casos de sefek sefeka habrá que ser más severos. En cambio,cuando se trata de un peligro que no es natural, sino que únicamente jajamím gracias a su elevado nivel de santidad y percepción estimaron como peligroso (sakaná segulit), no tenemos la obligación de ser más rigurosos de lo que nos exige la halajá. A continuación veremos la diferencia.


Pasta de albóndigas en la cocina de una yeshivá: En la cocina de una yeshivá se encontró una cacerola conteniendo una pasta lista para freír. El vigilante de kashrut del sitio intentó verificar el status de esta cacerola, para lo cual preguntó a cocineros y trabajadores, aunque sin obtener resultado alguno. Todos se acercaban y olían la pasta:algunos decían que olía a pescado, mientras que otros “expertos” aseguraban que estaba hecha en base a carne. El vigilante de kashrut colocó la cacerola en un esquina para que no se mezcle con carne ni con pescado (ya que está prohibido comer carne y pescado juntos, como nos cuenta la guemará [Pessajim, 76:b], de que ingerirlos juntos causa lepra). Transcurrieron algunas horas y el vigilante se acercó a la cacerola, quien, para su sorpresa, descubre que la misma había desaparecido. Una rápida mirada sobre una enorme sartén donde albóndigas de carne se estaban friendo despertó sus sospechas, y pensó que lo que antes estaba en la cacerola ahora estaba en ese sartén. En este momento el vigilante se encuentra delante de un sefek sefeka:


A. si la pasta es de carne o de pescado.


B. si decimos que la pasta es de pescado, quizá fue colocada en otro sitio y no es lo que vemos friéndose en la sartén.


Los poskim discreparon acerca de por qué comer pescado con carne produce lepra.Por un lado se puede decir que es parte de la naturaleza humana que la carne y el pescado juntos sea algo difícil de digerir; por el otro, podemos decir que lo que jajamím nos revelaron no es sino una cuestión de índole puramente espiritual, que no involucra peligro físico alguno. Por lo tanto, a partir de este momento la suerte de las albóndigas que fueron fritadas en el sartén dependerá de la discusión entre los poskim. Ya que si la prohibición de comer carne y pescado obedece a un peligro natural, tenemos que decir que está prohibido comer éstas albóndigas. Pues, como dijimos, cuando se trata de un peligro natural hay que ser más exigente y abstenernos de comer incluso en casos de sefek sefeka. Pero si decimos que la prohibición de comer carne y pescado juntos no obedece a un riesgo natural sino a una recomendación de jajamím, estará permitido comer esas albóndigas (Torat Jesed, E”H, 5-5, Minejat Eliezer, Ibíd., y ver Taz y Nekudot Hakesef YO”D,116).

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