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¿Cómo la Torá te transforma?

Más dulce que la miel: ¿Cómo la Torá te transforma?

R. Saúl Benzadón


Dice el Jafets Jayim que el estudio de la Torá transforma a la persona. ¿De dónde lo aprende?


En el Masejet Avoda Zara aparece una pregunta interesante: si se cae un trozo de carne de un roedor dentro de un tarro lleno de miel, ¿acaso se puede comer esa miel, es Casher? La respuesta es que sí, la miel es Casher, porque la miel tiene el poder de desmenuzar esa carne y convertirla en miel. Por tanto, dice el Jafets Jayim, la Torá, que es más dulce que la miel, ¿acaso no transformará a un Yehudí cuando está inmerso en su estudio? Seguro que sí.

 

Y ahora nos preguntamos: y esta transformación, ¿por qué mecanismos se produce?


El estudio de Torá es la mitsva más importante de todas. ¿Por qué? Su razón fundamental, al igual que todas las mitsvot, es cumplir con la voluntad de D. Bendito. Ahora bien, ¿cuál es el TA'AM de esta mitsva?

El estudio de Torá opera por medio de mecanismos que logran efectos maravillosos en el Yehudí, ya que nos libera del Yetser Hará (la inclinación al mal) y nos convierte en seres inteligentes y sensibles, elevándonos por encima de la naturaleza.


¿Cómo lo hace? Influye sobre nuestro pensamiento, que determina a su vez nuestro comportamiento. Para verlo en detalle, vamos a sumergirnos en la psicología humana.


1. El estudio de Torá te aporta conocimientos


El conocimiento es una herramienta poderosa que influye significativamente en la forma en que percibimos y respondemos a las diversas situaciones de la vida. 


Imagina que alguien recibe una llamada del banco informándole que está por recibir cien millones de dólares en su cuenta. Esta noticia de repente cambia su perspectiva y actitud, incluso antes de que tenga el dinero en sus manos. Del mismo modo, si recibes una noticia de lo importante que eres en el mundo, de lo valioso que eres y de lo mucho que te quieren, tu actitud cambiará para bien. 


El simple hecho de saber algo puede tener un impacto directo en nuestras actitudes, emociones y comportamientos. 


2. El estudio de Torá te protege de pensamientos negativos


El hombre tiende a pensar constantemente en lo que le falta. Y la búsqueda de rellenar esa carencia es infinita, porque aunque pueda suplirla, una nueva carencia surgirá inmediatamente. Ese pensamiento circular nos atormenta, nos quita la alegría y, aún más, nos mantiene ocupados sin espacio ni tiempo para pensar en otra cosa. 


¿Qué hace la Torá? Primero, nos despista hasta sacarnos de ese círculo vicioso. ¿Acaso un toro corneó a una vaca? ¡Por favor! ¿En qué me va a ayudar eso ahora? Pues te ayudará a sacarte de ese pensamiento circular que solo te brinda sufrimiento. No solo porque desviará tu atención, sino porque te empujará a razonar. Con ello, tu pensamiento se volverá activo y te equipará para desarmar los pensamientos automáticos y negativos. 


3. El estudio de Torá te hace dueño de tu mente


Estudiar Torá no consiste solo en adquirir conocimientos, sino en transformar nuestra forma de pensar. Es todo un engranaje para forzarte a razonar. Si lees el Talmud y no tienes preguntas, significa que no estás concentrado en lo que lees, sino que sigues enfrascado en tu pensamiento circular.


El Talmud es experto en llamar tu atención. Se te presentan casos en los que discuten los Jajamim: uno dice blanco y otro negro. Todo ello con la intención de que te metas en la discusión y la vivas… ¡A ver cómo vas contestar a esa pregunta! A veces el Talmud da rodeos larguísimos antes de responder. 


Así, el razonamiento es el verdadero esfuerzo al que la Torá llama AMELUT


Igual que el ejercicio físico produce endorfinas que nos hacen sentirnos bien, el ejercicio intelectual de razonar en Torá nos procura un enorme bien a nuestra mente. Igual que hacer ejercicio físico, razonar en Torá se disfruta durante y después de realizarlo, no antes. Igual que el ejercicio físico desarrolla los músculos de nuestro cuerpo, razonar en Torá desarrolla nuestros “músculos” del pensamiento. Así seremos dueños de nuestro pensamiento y no esclavos de él.


4. El estudio de Torá te proporciona paciencia


Al "pasear" por muchos temas antes de darte la respuesta, el Talmud mantiene tu "memoria RAM" encendida y poco a poco irás disfrutando del paseo más que de la ilusión de llegar a la meta. Aprenderás así a cultivar la paciencia y dar valor a los procesos.


5.  El estudio de Torá te inocula el Temor a D.


A través de esos "paseos" te impregnarás del inmenso respeto por cumplir la Voluntad de D. Bendito. Te encontrarás con Tanaim y Amoraim gigantes que temblaban al iniciar el mes de Elul o al recibir una mirada extraña de su Rav. Esas historias impresionan a nuestro corazón y determinan estándares nuevos de conducta.


6. El estudio de Torá te sorprende y te eleva


La cantidad de información contenida en el Talmud nos abre las fronteras del pensamiento. La profundidad y sagacidad de los Amoraim nos sorprende al punto de salirnos de nuestro propio cuerpo.


7. El estudio de Torá te proporciona el placer más sublime


Es difícil traducir lo que significa "Jojmá" en una sola palabra: sabiduría, entendimiento, visión global… Lo que sí sabemos es que la Jojmá es el valor humano más preciado. Por eso, fue lo único que pidió para sí al Boré Olam el Rey Shelomo, el hombre más inteligente del mundo.


A la Jojmá le sigue la "Biná" (análisis, discernimiento) y a esta, el "Daat" (conocimiento profundo e íntimo). Cuando Adam tuvo relaciones con Java, la Torá dice:

"...veAdam yadá et Javá" ("y Adam 'conoció' a Java").

Conocer la intimidad es Daat. Cuando aprendemos a estudiar Torá y nos adentramos en los intrincados razonamientos de los Jajamim, seguimos el finísimo hilo de su pensamiento y "conocemos íntimamente" cómo todo encaja, el placer es sublime.


Pero el Talmud no muestra su belleza de una vez. A veces es al contrario; parece sosa y hostil. Hay que esforzarse en descubrir sus encantos, y así disfrutaremos de descubrir más y más profundidades de su belleza. En esos niveles ya no hablamos de Jojmá sino de Daat.


Conclusión


Estudiar Torá transforma nuestro pensamiento, nuestra actitud y nuestro comportamiento. Al invertir esfuerzo en razonar Torá, esta activa nuestra mente y nos regala conocimientos, paciencia, asombro, disfrute y temor a D. 


Pero hay más: a través de la obra magna del Talmud, los Jajamim nos enseñaron a fusionar nuestro pensamiento con el de D. Bendito. Por eso dice el Maharal que la Torá es el "Sejel Elyón", la Mente Divina.


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