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No destruyas (salvo en estos casos)


Estudiamos en Baba Kama Página 91b:

"hamekarea al hamet yoter miday loké mishum bal tashjit".

La Torá nos dice (Devarim, 20-19) que incluso si estamos en medio de una guerra y haya necesidad de limpiar el terreno para sitiar al enemigo o asediarlo, no podemos destruir ni arrancar árboles frutales.


Según muchos rishonim (HaJinuj, mitsvá-529, y otros), el pecado de bal tashjit (no desperdiciarás) no incumbe únicamente a árboles, sino que también a cualquier objeto de valor, útil o necesario. Y, por lo tanto, Rabí Eliézer dice en nuestra suguiá:

“he oído que quien rasga (sus vestimentas) por un muerto más de lo necesario, transgrede la prohibición de bal tashjit, y es castigado con makot (39 golpes)”.

Es decir, aunque constituye una mitsvá mideoraytá rasgarse las prendas por alguien que muere (Rámbam, hiljot avel, 8-1), hay que hacerlo ateniéndose a los límites que jajamím estipularon, para no transgredir esta prohibición. Pero está prohibido cortar más de lo que jajamím permitieron (Maharits Jayut, en nuestra suguiá, y Sedé Jemed página 113).


Tenemos dos formas de explicar el permiso que tenemos de destruir un objeto para cumplir aquellas mitsvot que así exigen que hagamos.

  • El Sefer Jasidim (letra 889) explica que el daño de un objeto para cumplir una mitsvá no es un daño en absoluto y es visto como el uso normal de este objeto. Por lo tanto, está permitido tomar una yeriá (trozo de pergamino) de un Sefer Torá y llevarla a la guenizá para sustituirla por otra –incluso que solo lo hagamos para embellecer la mitsvá–, y no tememos que se esté transgrediendo la prohibición de bal tashjit (incluso que el trozo de pergamino que quitamos ya no será usado).

  • El Shilté Guiborim (Avodá Zará, 4:a, en las paginas del Rif, letra b), en cambio, explica que el desperdicio (hashjatá) está permitido por el principio de que asé dojé lo taásé. Es decir, quien estropea sus vestimentas un poco para guardar luto, efectivamente está desperdiciando algo útil; no obstante le está permitido, porque la prohibición queda cancelada ante la mitsvat asé.


La diferencia entre estas dos razones repercute en varias leyes. Una de ellas, menciona el Gaón Rabí Tsvi Pessaj Frank zts”l (Shut, Har Tsvi, 2- 102) en una respuesta a un judío que deseaba quitar (talar) un árbol, para colocar allí una sucá.

  • Si seguimos la opinión del Sefer Jasidim, podemos darle permiso, ya que todo el talado de este árbol es para hacer una mitsvá.

  • Pero según el Shilté Guiborim, si la persona tiene posibilidad de construir su sucá en otro lugar, esto estaría prohibido, debido a que la prohibición no es desplazada por la mitsvá cuando ésta última puede cumplirse en otro sitio o de algún otro modo.


Dos historias interesantes se derivan de esta cuestión.


La costumbre de quemar pañuelos para honrar a Rashbi

Como es sabido, muchos acostumbran a ascender a Merón el día 33 del omer y encender velas con aceite de oliva en la tumba de Rabi Shimon bar Iojai (Rashbi). Y hay quienes acostumbran a empapar pañuelos costosos en aceite y encenderlos en honor del tsadik.


  • El Torá Lishmá (400) escribe que esta costumbre no constituye una transgresión a la prohibición de bal tashjit, ya que honrar a un tsadik se considera una mitsvá, y cuando es para este uso está permitido hacerlo. Por esta misma razón –él añade– no se comete ninguna infracción cuando se encienden velas en la sinagoga para honrarla, o por el honor de tsadikim –e incluso durante el día, cuando la vela no añade más luz, ya que, como dijimos, esto constituye un acto de mitsvá.

  • Según el Shoel Umeshiv (quinto volumen), en cambio, estropear pañuelos costosos estaría prohibido, y quien lo hace transgrede la prohibición de bal tashjit. Y añade:

“y soy garante de que si hubieran utilizado este dinero para dárselo a pobres, esto habría agradado a Rashbi”.

Tirar pan a la basura

En años anteriores, las necesidades de los viajeros observantes no era del conocimiento de las compañías de aviación, por lo que muchos judíos se vieron obligados a comprar pat acum (pan fabricado por goyim) para comer durante sus largas travesías. Alguien que viajaba asiduamente consultó al Gaón Rabí Yitsjak Vais Zts"l acerca de si está permitido echar a la basura este pan en el momento que uno arriba a un sitio en donde puede comprar pan hecho por judíos, sin que se considere que ha transgredido la prohibición de bal tashjit.


El autor del Minjat Yitsjak (tercer volumen, 45) le respondió que la prohibición de desperdiciar algo es únicamente cuando la persona lo hace con sus manos, y no cuando lo echa a la basura, como en nuestro ejemplo, pues el pan se deteriora por sí mismo