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Traslado de caídos en la guerra del sitio donde les dieron sepultura


Página 81:a - "umet mitsvá koné mekomó".


Los judíos, como sabemos, procuran asegurarles una sepultura judía a sus difuntos (“kever Israel”; ver Jinuj, mitsvá: 537), pues está ordenado en la Torá (Devarim, 21:23): "porque enterrar le enterrarás ese mismo día". Independientemente de esto, todo judío tiene la mitsvá de enterrar el cuerpo de un hijo de Israel, si es que nadie más se ocupa de su entierro. En la jerga halájica esto es llamado met mitsvá, ya que todos están ordenados de enterrarle (Jinuj, Ibíd.).


Un met mitsvá “adquiere” el sitio donde está tendido (mekomó): El entierro de un judío en un kever Israel es algo de tanta importancia, que nuestra suguiá cita que una de las diez condiciones que estipularon Yehoshúa y su Bet din cuando conquistaron la tierra de Israel y la repartieron entre las tribus, fue que cuando un met mitsvá sea encontrado en el campo, automáticamente adquirirá el sitio sobre el que estuviera tendido. Es decir, si el cuerpo de un judío era hallado en un área deshabitada, debía dársele sepultura precisamente allí donde lo hallaron.Asimismo, en el caso que la tumba sea cavada en un terreno privado, el propietario no puede impedir el entierro del fallecido en su terreno.


Se ofrecieron varias razones para explicar este decreto de Yehoshúa (Jazon Ish, Babá Kamá, 14 según el Tosafot en Ketubot, 17:a, dibur hamatjil ‘mevatlim Talmud Torá’): 1. Facilitar la tarea a quien encuentra un met mitsvá, de no tener que estar buscando un cementerio con el muerto a cuestas. 2. Considerar el honor del fallecido y evitar que su cuerpo sea trasladado largos trechos hasta llegar a su lugar de reposo.


Entierro de los caídos en la batalla: El Jazon Ish (Ibíd.) se ocupa sobre esta halajá de que un met mitsvá koné mekomó, también en lo que respecta a nuestros días. Ya que, efectivamente, la guemará (Eruvin, 17:a) explica –y así le establece el Rámbam (hiljot melajim, 6-12)– que un judío caído en la guerra tiene el din de met mitsvá shekoné mekomó, e incluso que no sea un met mitzvá debe ser enterrado en el lugar donde murió. Al Jazon Ish, que fue consultado al respecto, se le presentó el siguiente planteo: si consideramos que muchos soldados (Hashem inkom damam) son enterrados en el mismo sitio que caen durante la batalla, ¿acaso el din de que un met mitsvá koné mekomó determina ahora que un sitio donde haya muchos soldados enterrados adquiere el mismo status de cualquier cementerio normal, en cuyo caso estará prohibido trasladar sus cuerpos a otro lugar?


El Jazon Ish dictaminó que aún así es mitsvá trasladar los cuerpos de esta tumba,pues sólo antiguamente, cuando existían Baté diním especiales encargados demarcarlas –incluso las más distantes–, es que había posibilidad de preservar esta halajá sin temer por la pureza (tahará) de la tierra de Israel. En nuestros días, en cambio, hay que temer que el lugar donde están enterrados sea olvidado. Y, por lo tanto, aquel sitio es considerado como una sepultura provisoria, hasta el momento en que sea posible trasladar el cuerpo a un cementerio normal.


El nefesh guarda luto por el maltrato del cuerpo: Entre las razones que explican la obligación de dar sepultura, la obra Orjot Jayim (Yoré Deá, pág. 609) señala que no es correcto tratar al cuerpo sin respeto, el que sirvió como residencia del nefesh. Igualmente "verás que cuando a una persona le destruyen su casa, su corazón sea pena, y sufre si lo que fue su morada se convierte en un sitio sucio y descuidado. De la misma forma, el nefesh sufre cuando el cuerpo es tratado sin respeto". Y también Rabí Yehudá Hajasid (Sefer Jasidim, 1163) escribe que la neshamá puede ver lo que hacen con el cuerpo después de la muerte, por lo que le resulta doloroso si lo tratan en forma irrespetuosa.

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